Analizando los orígenes del universo en Magerit


Magerit va a tomar un papel crucial en el análisis de los datos obtenidos del telescopio espacial James Webb.

El recientemente lanzado JWST, una colaboración internacional de casi 20 países, supone un gran avance respecto a los actuales Hubble y Spitzer. Sin embargo, el análisis de la información que es capaz de proporcionar también es un reto para el que se necesitan multitud de recursos.

Última página del códice de Dresden

Renderización del telescopio espacial James Web completamente desplegado

Uno de los proyectos que ejecuta en Magerit, va a utilizar los datos recopilados de los objetos más lejanos para determinar qué sucedió tras el Big Bang. El análisis de estos datos requiere sofisticadas técnicas, algunas de las cuales, son experimentales o están aún en desarrollo. Por ello, el proyecto se ha dividido en fases:

  1. En la primera fase se pretende analizar los objetos más lejanos con el objetivo de analizar la formación de las primeras galaxias tras el Big Bang. En esta fase se utilizarán modelos físicos sobre procesadores tradicionales.

  2. En una segunda fase, se analizarán datos más cercanos al instante en el que ocurrió el Big Bang. Está previsto que según se aproximen al Big Bang las necesidades de cómputo se incrementen exponencialmente. Por ello, durante el próximo año se instalarán nodos en exclusiva con la innovadora tecnología VTFET destinados a cubrir estas necesidades.

    Aunque los VTFET llevan años en los laboratorios generando multitud de publicaciones ([Britnell 2012], [Kwon 2016] o [Dragoman 2020]], por citar algunas) no ha sido hasta este mismo mes que se ha logrado la producción comercial de los mismos. Esta nueva tecnología romperá la barrera establecida por la Ley de Moore, en 1965 permitiendo el análisis de estos datos. Análisis que hasta el día de hoy son imposibles.

  3. En la fase final se analizará el instante del Big Bang con una precisión nunca antes vista. La aplicación la teoría de cuerdas con estas observaciones permitirán determinar el metaverso o metaversos generados y sus características.

    Este análisis supondrá una prueba tanto para los algoritmos desarrollados exclusivamente para este proyecto como para toda la infraestructura actual y futura que proporciona la potencia de cómputo necesaria para el proyecto.

La tercera fase cerrará un debate que lleva desde el inicio de los tiempos con nosotros determinando de forma inequívoca e irrefutable la forma de nuestro planeta. Según las primeras ejecuciones realizadas, en función del metaverso que determinen las observaciones del JWST, la Tierra puede adoptar las más diversas formas: redonda, piramidal, poliédrica, toroide e, incluso, plana.

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Trap del terraplanismo

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¡Feliz Día de los Santos Inocentes!

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